Paco es una droga callejera de bajo costo elaborada a partir de los residuos de la cocaína , procesada con queroseno y ácido sulfúrico (ocasionalmente se utiliza cloroformo, éter o carbonato de potasio). Se suele consumir por vía respiratoria en pipas (generalmente caseras) o sobre la marihuana en forma de cigarrillo (marciano, basoco) y, debido a su composición química, es altamente tóxica y adictiva.
Considerado formalmente como desecho químico, la sustancia se ha vuelto popular en las villas miserias de Argentina luego del colapso financiero que sufrió este país en el año 2001[1]. Con el fin de la convertibilidad, los punteros interrumpieron la distribución de marihuana y cocaína para incentivar el consumo de la droga colombiana conocida como "basuco"[2]. Los adictos a esta droga son corrientemente denominados como muertos vivos[3] debido a su apariencia física.
En Chile, así como en Montevideo, Uruguay se le conoce por el nombre de "Pasta Base", "Pasta", "Lata", entre otros. Dicha droga, al igual que en Argentina, ha desplazado a drogas más comunes tales como el porro y la cocaína por tener un precio muy bajo: la pasta base cuesta alrededor de 50 pesos uruguayos (aproximadamente dos dólares) y existen dosis menores que cuestan entre $25 y $30 uruguayos. Un gran crecimiento en su consumo se observó alrededor del año 2002.
Por otro lado, en estos países es cada vez más común el uso de "basoco", es decir marihuana mezclada con pasta base y consumida como cigarrillo en lugar de pipa, ya que el efecto de la droga no es tan fuerte convirtiéndola así en una sustancia de punto medio entre el porro y la pasta base en cuanto al efecto producido.
Las etapas por las que transita un consumidor al momento de consumir paco son tres.
Euforia: disminución de las inhibiciones y sensación de placer.
Disforia: el consumidor comienza a sentirse angustiado, deprimido e inseguro.
Adicción: consumo sin interrupciones, buscando mitigar la sensación de disforia.
Etapa de psicosis y alucinaciones: surge la pérdida de contacto con la realidad, agitación, paranoias, agresividad y alucinaciones que pueden durar semanas.
La euforia que siente el usuario al ingerir una dosis dura de 1 a 5 minutos, dependiendo de la cantidad y la calidad de la droga. Considerando lo anterior y la adicción a la misma, cuando un consumidor empieza fumando una dosis generalmente sigue hasta que se le agotan sus recursos, volviendo repetidamente a la "boca de venta" a buscar más droga, cegado por las ansias de volver a fumar. Durante la euforia, la persona parece atontada, se queda sin habla y se le abren los ojos más de lo normal. Luego de esta euforia pasajera todo lo demás es disforia y adicción o como se dice popularmente "fisura", la persona se vuelve seria y su único interés es seguir fumando cueste lo que cueste.
Los consumidores frecuentes de paco, especialmente aquellos con escasos recursos económicos, cometen delitos, se prostituyen o venden sus pertenencias -hasta las más básicas- para obtener más de esta droga[4]. La socióloga Alcira Daroqui, empleada en los juzgados de menores de Quilmes, cita a una joven adicta al paco luego de su internación: "Yo agradecí haberle dejado mi piba a mi papá aunque él era violento, porque si no, yo era capaz de haberla vendido"[5].
El consumo de paco se realiza a través de pipas caseras (latas agujereadas, antenas de televisión, etc.), donde se mezcla el producto con viruta de metal y ceniza de cigarrillo de tabaco a modo de filtro.
El gobierno de la Provincia de Buenos Aires indicó que el consumo intenso de paco puede producir muerte cerebral en al menos 6 meses. El costo de un cigarrillo de paco es de $ 1 (aproximadamente 0,32 dólares) y sus efectos duran entre dos a cinco minutos[6]. Sin embargo, el consumo comenzó a diseminarse entre los adolescentes de clase media, quienes pagan entre $2 a $5 por un producto más sofisticado[7]. Si bien el paco es una droga de bajo costo, la adicción que produce y su efecto breve obliga al consumo reiterado por parte del usuario, quien puede fumar una decena o más de cigarrillos de paco por día[8]
Se estima que, en Argentina, se consumen 400.000 dosis de paco por día[9].
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